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La globalización ha impuesto sus instrumentos de comunicación y de acción. Ninguna comunidad del planeta puede evadir esa onda renovadora que por intermedio de la tecnología ha logrado el milagro terrenal-que si lo es- de hacer global la aldea global que dejó remotamente atrás el aislamiento social del pasado, con la presencia de equipos de avanzada tecnología que realmente son pasos gigantescos en el desarrollo universal.
Por eso llama la atención que todavía persista el uso de equipos ya superados dentro del grupo cotidiano, como una especie de resistencia a las ofertas de la modernidad, quedando rezagados en esa asombrosa velocidad de los cambios actuales. Eso viene a la mente al observar que en este siglo XXI las máquinas manuales de escribir todavúia activas en algunas oficinas de Venezuela, en vez de exhibirlas como piezas de museo.
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