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Es imprescindible si la estrella de Belén brillará este año en los pesebres venezolanos. Todo indica, por las voces que soplan, que esa voz milenariaorientadora de los reyes magos hasta el sitio donde nació Jesús, no se proyectará en hogares como símbolo de la Natividad cristiana, porque el racionamiento de energía electrica, y los ataques contra los líderes de la iglesia católica, ya anticipan la oscuridad navideña.
Lo mismo ocurrirá con los arbolitos de navidad, y con mayor razón, con la fobia no escondida contra lo procedente de la zona norte de América, como son los pinos simbólicos de esa tradición tan arraigada en Venezuela y en el mundo. Ademá, el ahorro forzado de energía obligará a mantener en penumbras a esta otra representación navideña, como así estarán las comunidades venezolanas hasta quién sabe cuándo.
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